sábado, 14 de abril de 2018

Encuentran un cráneo de Macrauchenia en Córdoba.


El cráneo de un fósil, que se estima de una antigüedad aproximada a los 4 millones de años, fue hallado en el oeste provincial. Su análisis aportará valiosa información sobre el origen de las sierras y el inventario de la megafauna.
En el laboratorio de paleontología del Museo Provincial de Ciencias Naturales, estudian el cráneo de un fósil de larga data encontrado en el Valle de Traslasierra, que pertenecería al grupo de los mamíferos ungulados, es decir animales que tienen pezuñas como el caballo o los pecaríes, estableciendo una semejanza con especies de la actualidad.
El hallazgo es significativo ya que estos son los primeros restos documentados en la provincia de Córdoba de un fósil que podría tener unos 4 millones de años de antigüedad. El fósil tendría un parentesco con la Macrauchenia patachonica, especie herbívora desaparecida hace 10 mil años y endémica de América del Sur.
“Este es el primer macrauquénido documentado en la provincia de Córdoba, o sea en casi todo el centro de Argentina, dentro del período Neógeno -coloquialmente llamado Terciario-. Estos son los primeros restos encontrados en la región, su registro es relativamente escaso y hay que explorar mucho para dar con ejemplar así”, afirma el paleontólogo, Adán Tauber, subdirector del Museo Provincial de Ciencias Naturales “Arturo Illia”.
En 1834, el naturalista británico Charles Darwin halló unos curiosos restos óseos en la actual provincia de Santa Cruz. Estos materiales recibieron luego el nombre de Macrauquenia. Su morfología desconcertó a los investigadores ya que el esqueleto sugería parentescos con diferentes animales de la actualidad. La travesía del naturalista está contada en el libro El viaje del Beagle. El nombre de Macrauquenia puede traducirse como “llama grande” y fue impuesto por el paleontólogo británico Richard Owen, contemporáneo de Darwin.
La posición y el tamaño de las fosas nasales del cráneo sugieren que el animal tuvo una trompa -proboscis-, como la de un tapir, que le permitió elegir los alimentos, y que debió haber tenido un potente sentido del olfato.
Su dentadura está completa y eso sugiere que pudo haber tenido una dieta mixta, es decir que no debió haber comido solamente hierbas estrictamente. Su alimentación quizá estuvo compuesta por hojas tiernas, pastos y frutos.
Por el análisis de la estructura ósea, la paleontología sostiene que los macrauquénidos eran animales muy hábiles, que podía correr velozmente y tenía la habilidad para esquivar repentinamente a sus depredadores en la carrera.